Existe una leyenda vasca muy extendida, que cuenta la
historia de un personaje mítico desconocido al que llamaban Jaun Zuria que
vivió en torno a la segunda mitad del siglo IX, como toda leyenda los datos son
imprecisos y confusos, hay diferentes versiones y teorías respecto a este tema.
Resumiendo y simplificando mucho podríamos decir que una desconocida princesa
escocesa llega a la costa vizcaína, se asienta o es abandonada allí y da a luz
a un hijo. El joven crece fuerte y robusto. En aquellos tiempos un rey (algunos
dicen que podría ser Alfonso II de Asturias) cercano cobraba tributo a los
vizcaínos que se negaban a pagar. El asturiano decidió por lo tanto enviar un ejército para cobrar el tributo pero los
vizcaínos que no tenían un líder de sangre real eligieron a Jaun Zuria que era
hijo de una princesa, se produjo una batalla en un lugar llamado Padura. Salió victorioso el
señor blanco al que nombraron primer señor de Vizcaya, además clavó una espada
para delimitar las fronteras de su señorío en algún lugar de la actual Alava.
Evidentemente nada se puede probar, pero voy a escribir un relato ficticio
basándome en una extraña teoría del historiador Antón Erkoreka, este cree que
la procedencia de la princesa y por tanto de su hijo Zuria podría ser vikinga,
ya que por aquellas fechas las tierras de Irlanda, Escocia e Inglaterra estaban
ocupadas por señores vikingos con nombres tan peculiares como Olaf "el
blanco" o Ivarr "el deshuesado". ¿Jaun Zuria era vikingo o hijo
de uno? No lo sabemos, pero echémosle un poco de imaginación, permitirme crear
mi propia leyenda ficticia, es totalmente inventada así que no busquéis datos
científicos, sólo dejar volar la imaginación y entrar conmigo en el Valhalla
(el paraíso vikingo).
"He aquí que veo mi padre. He aquí
que veo a mi madre, a mis hermanas y a mis hermanos. He aquí que veo el linaje
de mi pueblo hasta sus principios. Y he aquí que me llaman. Me piden que ocupe
mi lugar entre ellos, en los atrios del Valhalla, el lugar donde viven los
valientes, para siempre."
El guerrero número 13.
En una gélida mañana de invierno dos ligeros drakkars vikingos se deslizaban silenciosos por el interior
de la bahía, algunas veces habían navegado por aquellas aguas con el fin de
asaltar monasterios o lugares donde suministrarse de riquezas y volver a sus
bases irlandesas como tantas veces habían hecho bajo el mando de los reyes
noruegos. Pero aquella vez era diferente, viajaban para no volver jamás al reino de Jorvik y
Dublín, iban en son de paz a un lugar donde el todopoderoso Ivarr "el
deshuesado" señor de los noruegos no pudiera encontrarlos y proteger a la
princesa como habían jurado tiempo atrás.
La joven princesa a la que llamaron Aslaug, había sido
reclamada por el rey Ivarr como concubina, para su anciano padre había sido una
tragedia pero consiguió que el poderoso monarca permitiera que su hija tuviera
su propio séquito de guerreros, de esa manera la seguridad de la joven estaría
asegurada. Pero el deshuesado era conocido por su carácter violento y
sanguinario, ostentaba el máximo nivel que un guerrero podía alcanzar
convirtiéndose en una auténtica bestia en el campo de batalla, pero su fuerza
bruta no se reducía al ámbito militar y regresaba al lecho de sus esposas
cargado de ida y las pobres pagaban los excesos de Ivarr. Un día la princesa
descubrió que estaba embarazada y temiendo la reacción violenta del rey decidió
que aquél no era el lugar para criar un hijo. Consiguió hablar con sus
guerreros de confianza y le contaron de una tierra no muy lejana donde los
habitantes eran gente pacífica, allí podrían estar a salvo y su hijo podría
crecer libremente. Consiguieron una noche escapar con la ayuda de la niebla y
gracias a las habilidades de navegación de sus hombres lograron llegar a unas tierras desconocidas.


Les pidió que reunieran a todos los aliados de la zona con
el fin de plantar cara a los invasores que pedían los abusivos tributos y que
se enfrentaran al poder de un lejano señor que enviaba a estos hombres. Entre
los campesinos había algunos que sabían utilizar las armas pero carecían de
sentido estratégico y deseaban un líder que fuera noble para poder plantar cara
al señor de las tierras del oeste. Todos coincidieron en que Sigur, al que
ellos llamaban Zuria (blanco) debido a su cabellera dorada y sus ojos de un
azul intenso, estaba claro, era hijo de una princesa, era joven y vigoroso y
controlaba las artes de la guerra gracias a sus antepasados vikingos.
No tardaron en llegar los recaudadores venidos desde el
oeste, pero al llegar al poblado se encontraron con la negativa de los
campesinos quienes esperaban bien armados, Zuria apareció y se presentó como el
líder de la revuelta, quiso entonces enviar un mensaje al rey, si quería cobrar
el tributo tendría que ir él personalmente, con aquello sabía que la respuesta
del monarca sería la guerra, pero ellos estarían preparados. Unos días más
tarde llegaron noticias de que un numeroso ejército se acercaba, todos los
aldeanos aconsejaron a Sigur que el mejor lugar para enfrentarse en una batalla
serían las llanuras de un lugar llamado Padura. Antes de partir a la batalla el
viejo instructor vikingo llamó a su pupilo para entregarle un regalo muy
especial, había desenterrado y arreglado las viejas armas que hacía más de 20
años escondieron cerca del mar. Un hermoso escudo con un cuervo tallado, era el
símbolo de Odín, dios de la guerra y la sabiduría, protegería a Zuria en la
difícil batalla, también escogió una hermoso hacha de batalla y una gran espada
del mejor acero.

Se habían detenido porque el joven había decidido que
aquéllas serían las fronteras de los vizcaínos, dentro de ellas se comprometía
a defender los territorios ante cualquier enemigo, ya fuera cristiano o moro,
normando o godo. Para ello clavó su espada ensangrentada junto a un árbol, en
aquel mismo lugar todos los vizcaínos le juraron lealtad al primer señor de los
vizcaínos, Jaun Zuria, el último vikingo.
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