"Y ahí llegaron las doce, y cada cual
parecía una princesa hambrienta de guerra y feroz batalla;
cada una tenía su fama bien ganada, pero servían
a Pentesilea, que sobresalía por encima de todas.
Igual que entre las estrellas del ancho cielo
brilla en su trono por encima de todas la Luna."
parecía una princesa hambrienta de guerra y feroz batalla;
cada una tenía su fama bien ganada, pero servían
a Pentesilea, que sobresalía por encima de todas.
Igual que entre las estrellas del ancho cielo
brilla en su trono por encima de todas la Luna."

Este es el hermoso inicio que quiero darle al tema que
veremos en esta ocasión, las mujeres guerreras. Podemos ver cómo en los mitos
griegos y en la guerra de Troya nos
aparece la presencia de féminas que destacaban en el arte de la guerra, casi
siempre destinado a los hombres. Podemos hablar de la diosa Atenea, diosa de la
guerra y de la sabiduría, las Amazonas que eran mujeres que vivían sin hombres
y eran grandes guerreras, la diosa Artemisa que empleaba el arco como nadie…
Pero vayamos a la historia propiamente dicha, dejando a un
lado las leyendas de los poemas homéricos. Para ello me voy a centrar en tres
civilizaciones, que contaron con algunas mujeres guerreras y que nos puede
servir como ejemplo de lo poco que ha sido trabajado este tema y de las formas
de vivir que tuvieron que adoptar para sobrevivir en un mundo de hombres.
Hablaremos de las mujeres celtas, las mujeres vikingas y por último nos iremos
hasta Japón para echarle un vistazo al extraño caso de una mujer samurai.
-La mujer celta:
Lo primero que hay que conocer antes de adentrarnos en el
mundo de la guerra, es la posición
cultural y social de la mujer en el pueblo celta que era muy diferente a la
situación de sumisión que vivían las mujeres en el mundo griego y romano. Por
lo tanto las condiciones de las celtas eran relativamente buenas para la época
de la que estamos hablando, que coincidía con el momento álgido del imperio
romano. A esto también ayudó que Irlanda quedara al margen, ya que las legiones
romanas nunca pisaron la isla, por lo que su cultura se mantuvo inalterable
hasta la llegada del catolicismo.

Acompañaban a los hombres al campo de batalla,
era donde mostraban su carácter y su
fiereza, eran tan hábiles como los hombres e incluso no vacilaban en matar a su
prole en caso de perder la batalla, preferían la muerte a ser capturados. Los
romanos que tuvieron que enfrentarse a los celtas en las islas británicas
fueron testigos de la fiereza de la mujer celta, algunos autores latinos así lo señalaron. Por
ejemplo Amiano Marcelino escribió esta frase sobre las guerreras celtas, "
cuello hinchado, los dientes rechinantes y blandiendo los enormes brazos
cetrinos...,daba puñetazos a la par que patadas, como si fueran los proyectiles
de una catapulta". En otras líneas hace referencia a su valor. "Una
patrulla entera de extranjeros -dice- no podría resistir el ataque de un sólo
galo, si este se hiciera acompañar y ayudar por su esposa. Estas mujeres son,
generalmente, fortísimas, tienen los ojos azules, y cuando se encolerizan hacen
rechinar los dientes, y moviendo los fuertes y blancos brazos comienzan a
propinar formidables puñetazos, acompañados de terribles patadas".
Pero Plutarco nos cuenta el caso de una mujer celta de gran
prestigio entre sus semejantes que fue violada por un centurión romano, la
mujer se lo contó a su marido pero al mismo tiempo le entregó la cabeza del
centurión como obsequio.
Por lo que podriamos definir en pocas palabras a la mujer
celta como coqueta, familiar y valerosa en la batalla. Una mujer libre para su
época pero que la llegada de la religión católica la obligó a ser sumisa junto a una ley del
siglo VII (año 697) le prohibió participar en las batallas.
CONTINUARA ...
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