Pueden forzarte a decir cualquier cosa, pero no hay manera de que te lo hagan creer. Dentro de ti no pueden entrar nunca.

George Orwell






miércoles, 9 de enero de 2013

LOS MÚSICOS DEL DIABLO


Mefistofeles es mi nombre, algunos no me reconoceréis por mi nombre, tampoco por mi verdadero aspecto aunque os hayáis cruzado conmigo en alguna calle de vuestra ciudad o pueblo. Mi lugar de residencia es el reino de las sombras, los humanos lo llamáis infierno, al servicio de mi amo y señor, Lucifer, que vulgarmente se le conoce como diablo o Satán. El es el señor de la oscuridad y su objetivo es superar al reino de los cielos y a su Dios, principalmente atrapando más almas humanas y condenandolas a las tinieblas eternas. Todavía todos recordamos aquel día en el que mi señor fue expulsado de los cielos por enfrentarse a su padre y creador, ¿pero qué culpa tenía el de ser tan grande y poderoso como Dios?, Algunos de nosotros cansados de la superioridad del padre celestial decidimos seguirle en su rebeldía y por ello fuimos expulsados para siempre, pero construimos otro reino tan poderoso como oscuro y decidimos que la mejor manera de vengarnos de la injusticia era robarle las armas a los hombres y con ello evitando que subieran al paraíso.

No obstante, no quisiera aburriros con las historias de la lucha entre el bien y el mal, sólo deciros que mi trabajo como servidor del demonio es atrapar las almas de los hombres, para ello tengo que estar entre ellos,  ofrecerles lo que más ansían con el fin de conseguir el objetivo para el que he sido elegido entre todos los demonios. Pero si tengo que estar en la tierra, pues decidí tomar forma humana y vivir con toda comodidad y lujo, seremos seres malignos pero nos gusta la comodidad y el refinamiento y también valoramos las artes, siempre que no representen a nuestro enemigo celestial. Me tomo la libertad de corromper al ser humano, convencerles para que se dejen llevar por el vicio, el dinero y el poder, no sabéis lo fácil que es hacer negocios con vosotros, qué fácil es engañaros y atraerlos al lado oscuro.

Muchos hombres y mujeres ilustres han caído en la trampa, nos podéis imaginar cuántos genios que habéis tenido a lo largo de la historia lo consiguieron gracias a mi, aunque claro para ello me entregaron su alma, todo por la gloria, ahora toda la eternidad la pasarán en los infiernos para nuestro regocijo, jajaja. Pero en esta ocasión os quiero hablar de dos personajes con los que hice mi mejor trabajo, pero no penséis que sólo hago el mal con estas acciones, porque estos hombres entregaron sus almas para que vosotros disfrutéis de sus creaciones que al fin y al cabo también son las mías. Uno de estos trabajos los hice allí en mis incursiones por el siglo XVIII, en Italia, un lugar donde siempre me he sentido cómodo, en aquel lugar interviene en la carrera musical de un jovencito llamado Niccolo Paganini, al que ofrecí la virtud de tocar el violín como nadie y todo el vicio que deseara se le concedería a cambio del bien más preciado para nosotros los espectros del mal. Mi segunda creación la complete en los años 30, en esta ocasión el objetivo de mi engaño fue un hombre negro del Mississippi, en los lugares donde hay precariedad las ofertas de riqueza y fama son más fáciles de llevar a cabo, además con los hechiceros de los hijos de África siempre hemos tenido una relación estrecha. Se llamaba Robert Johnson, un guitarrista de blues fracasado que cayó en mis garras y que conocí en un polvoriento cruce de caminos.

Sería a finales del siglo XVIII y encontrándome en Génova, buscaba un alma que mereciera la pena, un hombre o mujer que buscara la gloria, la riqueza o el poder, estando dispuesto a entregar cualquier cosa por ello. Pero para ello hay que entregarles anteriormente alguna virtud que les haga más vulnerables. Así encontré una familia interesante, un padre autoritario que sería adecuado para mis propósitos y un muchacho de apenas cinco años que había sido dotado de talento exquisito para el violín, su aspecto era descuidado y su ambición era importante, aquella alma desordenada y genial era el tesoro que buscaba.

Casi no hizo falta intervenir ante las ansias de fortuna del padre de aquel pequeño, obligándole a ensayar con su violín durante largas e interminables horas, sin descansar, sin permitirle ningún tipo de capricho, casi sin sensibilidad, una cosa que me gusta como ser maligno, pero la situación era tan fácil y favorable para mi…

Pasó el tiempo y gracias a la ayuda de un buen maestro y mi secreta intervención, aquel jovencito que ya había cumplido los 13 años realizó su primer concierto, el primero de las interminables giras por Europa que terminarían de completar su formación, para ello podía ofrecerle aún más, esperaba con ansia el momento de presentarme ante el y conseguir que firmara con su sangre, entregándome así su alma. Aquello fue  una noche que aparecí en sus aposentos, como siempre vestido con mis mejores galas para impresionar al joven de 16 años que asombraba a Europa, pero yo podría darle la gloria eterna, romper las cadenas con que su padre le ataba y hacer realidad sus sueños, pero todo tiene un precio. Tantas eran sus ganas de libertad que aceptó fácilmente, me pidió que su técnica con el violín fuera única e irrepetible, me pidió cantidades desorbitadas de oro, mujeres y el reconocimiento del mundo de hoy y de mañana.

Aunque también le provoqué una extraña enfermedad para que me tuviera siempre en mente, para que no olvidará jamás el pacto que había hecho conmigo, Mefistofeles. Es entonces cuando nació la leyenda del violinista del diablo, Niccolo Paganini. Lo cierto es que siempre se acordó de nuestro encuentro, tocaba la música que yo le había otorgado en los cementerios, para los miserables que infestaban las grandes ciudades. Odiaba a los sacerdotes como yo mismo lo hubiera hecho, vestía siempre con colores negros y acudía en oscuras carrozas a los conciertos, incluso muchos de sus refinados oyentes aseguraron haberme visto cuando tocaba su obra "Las brujas", y no se equivocaban. Aunque con la fama que le di y las riquezas que acumuló los despilfarró en las casas de apuestas, en el alcohol y las mujeres, jajaja, aquel muchacho sabía aprovechar el tiempo.

Pero había firmado con su sangre un documento, su alma me pertenecía y decidí que había llegado la hora de cobrar, con una enfermedad quite su vida y conseguir su alma, los hombres no confiaron en el y los siervos de Dios decidieron que su cuerpo no sería enterrado en suelo sagrado. Aún así aquel muchacho había vivido como quería y yo había conseguido lo que quería.

El otro cliente dispuesto a vender su preciada alma, sería un muchacho negro que encontré hacia 1917 aproximadamente en un oscuro tugurio en el corazón del Mississippi, era una noche de las que me gustaba observar a las gentes que frecuentaban los sucios locales, donde la música, el sexo y el alcohol corrían a sus anchas, se formaban a veces auténticas peleas de tipos duros que me divertían un rato junto al blues que tocaban tristes y melancólicos músicos de raza negra, descendientes de aquellos antiguos esclavos que frecuentaron el sur de Estados Unidos. Aquel día me llamó la atención un joven que soplaba fantásticamente una filarmónica, su aspecto me hizo informarme gracias a un tipejo que merodeaba por allí, me dijeron que se llamaba Robert y que vivía junto a su madre y su padrastro en una pequeña granja donde recogían y sembraban algodón, le gustaba la filarmónica pero su sueño era tocar la guitarra como los grandes maestros del blues, quería todo lo que me interesaba, un sueño, un entorno desfavorable y cierta habilidad para la música, aunque nada comparable con el genial Paganini. Aquel día lo seguí con mi automóvil , tomando el aspecto de cualquier hombre de color, hasta cerca de la granja donde vivía, en un cruce de caminos le propuse sutilmente un trato, pero el muy canalla se resistió y me mandó como no al diablo, pero mi poder de convicción es sobrenatural y ya tendría yo la ocasión de bajarle los humos a semejante mocoso.

De ahí al poco tiempo Robert se enamoró de una jovencita con la que contrajo matrimonio, que estúpido es el ser humano creyendo que con este rito serán protegidos por los seres celestiales, sin quererlo me había dado la oportunidad de convencerle definitivamente para que vendiera su alma. El amor es una debilidad del hombre por lo que utilice a su querida esposa para causar en el un daño que hiciera tambalearse su miserable vida, provoqué que aquella joven muriera durante el parto, el dolor ya estaba hecho, Robert cayó en las profundidades del abismo, se casó de nuevo pero nunca llegaría a ser feliz por esos medios.

Una noche, permaneció en el cruce de caminos donde nos habíamos conocido, con su guitarra en mano trataba desesperadamente de entonar una canción. Aparecí de nuevo en un automóvil y le hice la misma propuesta, si no aceptaba haría que su vida fuera un infierno, en cambio se aceptaba le daría todo lo que él deseara, su rabia era tal que aceptó, quería tocar la guitarra de una forma fabulosa, viajar y tener mujeres allá donde fuera, CONCEDIDO. Pero una vez que había firmado le avise de que sólo tendría siete años para disfrutar del éxito, no me había obedecido la primera vez y eso requería un castigo. En este caso lance contra él un hechizo por el que sus ojos tomaban un aspecto diabólico cuando tocaba su música, por lo que trataba de elegir escenarios poco iluminados o tocaba de espaldas al público.

Aún así yo disfrutaba viendo su sufrimiento, aprovechaba bien las virtudes que yo le había concedido pero su actitud seguía siendo triste, melancólica, en realidad yo era su dueño, su amo. Una noche en un concierto decidí cobrar lo que me debía, encontré un marido celoso al que informe que su mujer le engañaba con el músico Robert Johnson y lo ofrecí un veneno que debía arrojar en una botella de whisky, aquel hombre no lo dudo dos veces y acabó con la vida del desdichado guitarrista.

Por eso os aviso que siempre estoy vigilante, sólo algunos serán mis elegidos pero más les valdrá aceptar mis propuestas y disfrutar de sus sueños y deseos, sino su vida tendrá una maldición, la maldición de Mefistofeles.

               

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