Últimamente estoy alucinando con el PNV, no solo mantienen
su tradicional cambio de chaqueta, hoy negociamos con Rajoy y mañana canto el
Eusko gudariak. Ahora también pretenden cambiar la historia, justificar lo que
ya ocurrió maquillando lo ignomioso, y
aquí me tocan la fibra de historiador fracasado. Me refiero al libro de
“ciencia ficción” presentado por Ortuzar, un buen guión para la versión vasca
de La guerra de las galaxias, escrita por Anasagasti y Koldo San Sebastián con
el título El otro Pacto de Santoña.
Es flipante como manipulan los hechos y cambian los
términos, para hacernos creer que aquella rendición cobarde y traicionera para
con sus propios gudaris, en su realidad virtual no fue una traición como
sostiene la historiografía, sino “todo lo contrario”. ¿Que es lo contrario?
Quizás una gran victoria diplomática, o a lo mejor querían jugar al fútbol
playa con los italianos. Sostienen que la culpa fue de la República por no
enviar aviones y que gracias al PNV se salvaron vidas y haciendas.
No obstante lo que pasó fue algo más complicado, los
italianos al servicio de Franco controlaban la zona de Cantabria y cercaban a
los gudaris. La superioridad nacional fascista era aplastante, la República
tenía cuatro aviones viejos y de intentar cruzar 200 kilómetros de territorio
enemigo hubieran sido fácilmente derribados por los cazas alemanes. Por otro
lado empezaron a negociar en secreto con la Italia de Mussolini, con términos
que a mí me suenan a capitulación, juzguen ustedes.
- Deponer
ordenadamente las armas, entregando el material a las fuerzas legionarias
italianas, que ocuparían sin lucha la región de Santoña.
- Conservar el
orden público en la zona que ocuparan.
- Asegurar la vida
y libertad de los rehenes políticos de las cárceles de Laredo y Santoña.
- Garantizar la
vida de todos los combatientes vascos. Tenerlos hasta la terminación de la
guerra bajo su mando, sin entregarlos al general Franco.
- Garantizar la
vida y autorizar la salida al extranjero de todos los hombres políticos y
funcionarios vascos existentes en los territorios de Santoña y Santander.
- Considerar a los
combatientes vascos, sometidos a esta capitulación, libres de toda obligación
de participar en la guerra civil.
- Garantizar que
no sea perseguida la población leal al gobierno provisional de Euzkadi.
En cuanto a considerar el pacto como una traición a la
República, quizás sea un pelín exagerado, hay que tener en cuenta que el Frente
Norte estaba militarmente aislado, aunque sí que parece feo no contar con los
aliados. En cambio negociar una rendición secreta cuando tus tropas se batían
el cobre, eso señores, es una traición a los tuyos. Mientras los líderes
políticos del partido jeltzale salvaron el pellejo, miles de gudaris de toda
ideología quedaron en manos italianas, que lógicamente se pasaron el trato por
el forro.
Que tampoco nos vendan la moto de que salvaron muchas
haciendas, porque no destruir Bilbao fue una cagada estratégica de primer
orden. Con aquella decisión se reforzó todavía más el arsenal franquista, pero
claro los jauntxos bilbaínos mantuvieron sus industrias, poderoso caballero don
dinero.
Al final las causas de la derrota fueron muchas, la
principal la desorganización y poca confianza entre los diferentes grupos, y en
ella todos tenían su responsabilidad. Al César lo que es del César.
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