Imaginemos por un instante la imagen de la bruja con su
marmita preparando una extraña y peligrosa pócima secreta, no se puede saber,
quizá esté acompañada por un gato negro. Si la queremos encontrar,la podamos
hayar en la profundidad de algún bosque
o en el interior de alguna cueva acompañada de otras de su condición, aunque
mejor sería no aparecer, si la presencia de un macho cabrio se hace evidente,
no lo dudes, sin duda alguna es el maligno y estás presenciando un aquelarre.
Sabemos a ciencia cierta que durante el reinado de Felipe III, un tribunal del
Santo Oficio de la Inquisición, que investigó, juzgó y condenó a seis personas
a la hoguera. Un año antes, un letrado llamado Alonso de Salazar y Frías, llegó
para investigar sobre los sucesos en un pueblo llamado Zugarramurdi en Navarra
desde el año 1609.
Las conclusiones que sacó el abogado fueron bastante
concluyentes, no se encontraron indicios de brujería entre la población del
pueblo, aunque algunos vecinos insistían en que algunas mujeres y hombres
practicaban ritos satánicos y aquelarres en una cueva cercana al poblado. En
sus informes explicó que podrían ser triquiñuelas utilizadas por los vecinos
para sus venganzas y luchas personales. Aún así, en los Autos de Fe o juicios
celebrados en Logroño en 1610 condenaron a los sospechosos que habían
sobrevivido a las cárceles y a las torturas de la inquisición. Alonso tuvo que
soportar el calificativo de "abogado de las brujas", pero hagamos un
poco de teatro para darle emoción al tema. Imaginemos que en un archivo
histórico recóndito encontráramos una carta del propio Salazar, que diera otra
visión de los hechos, sabemos que no es cierto, pero hagamos un poco de magia y
apliquemos mucho de imaginación.
" Querida María:
Después de pasar estos ocho meses con vosotros, he tenido
que regresar de improvisto a Logroño a
dar fe de mis investigaciones sobre las sospechas de brujería. Ya sé lo que
ocurre en realidad y que no son actos reprobables ante nuestro señor, sólo
prácticas ancestrales que nada tienen que ver con el maligno ni sus
intenciones. Aún así, no puedo defender ante mis compañeros inquisidores lo que
pude ver y vivir durante aquellas interminables noches, lo que sí tengo claro
es que no puedo contar la verdad porque no me creerían y todos los acusados
estarían condenados a la hoguera. Dios me perdone si e pecado con la mentira,
pero mi intención es salvar a todos los acusados posibles, no parare hasta
salvar al último vecino de la muerte ya que sólo nuestro señor debería de tener
potestad para decidir sobre tales asuntos.
Pero los señores inquisidores tienen razón en que la
brujería existe, pero no como ellos se imaginan, quizá me trates por loco al
llamarle de esta manera a las reuniones de vecinos que realizáis los viernes y
los ritos paganos ancestrales que celebrais, no son apariciones del diablo las que se
producen allí y que las plantas y las pócimas que tomáis os permiten acercaros
a otra dimensión, en nuestra religión se dice que algunos santos llegaban a ver
a Dios alcanzando un estado místico que vosotros conseguís con la ayuda de
plantas y brebajes, como muchos pueblos ancestrales. He oído hablar de algunos
ritos paganos del nuevo mundo practicado por indios y sé que lo vuestro es
similar y que os acerca más a Dios, si cabe.
Te escribo esta carta
para despedirme de ti, no quisiera poner en peligro nuestra relación porque muchos de tus vecinos
sólo alcanzarán la muerte si yo no puedo continuar con mis alegaciones y mi
defensa que tanto necesitan. Cuando te conocí, sentí algo extraño, una cosa muy
parecida a la brujería, luego supe que esa sensación era el amor que siento por
ti. Aquellos ojos verdes me parecian las de una hechicera, me habían dicho que
una bruja puede manipular la mente de las personas con sus hechizos y en un
principio pensé que así era, no quería admitir mi atracción hacia ti. Y si,
aunque ahora ya lo sé todo, decidí seguir los pasos para comprobar si era
cierto lo que se contaba del pueblo y de las cuevas cercanas.
He sido siempre un hombre cercano a Dios y estas actitudes
sin fundamento en las que se basa el Santo Oficio me ha llevado a defender a
vuestra gente incluso poniendo en peligro mi vida y mi carrera, ya que he
mentido, sin cumplir las obligaciones que como hombre de Dios y letrado tendría
que mantener, pero lo hago por salvar vidas y acabar con la persecución de las
brujas que se realizan. Además es cierto que la brujería como ofrenda al
demonio no existe, los aquelarres como aberrantes orgías sexuales son
imaginaciones, ¿cómo unos bailes y cánticos ancestrales a la luz de la luna
pueden ser considerados actos sexuales?.
Cuando estuvimos juntos todas aquellas veces, me enseñaste
que hay otras formas de llegar hasta nuestro señor con la toma de ciertas
sustancias, estuve incluso dispuesto a dejar el caso por ti, sé que también me
hubiera costado la hoguera como hereje pero no me hubiese importado, aunque
pude entender que tus convecinos necesitan de un jurista creíble que les
defienda y pensé que sería más útil continuando con mi labor y renunciando a
ti.
Si, lo confieso, estoy embrujado por tus ojos, esos ojos que
se asemejan a las estrellas brillantes que se contemplan en las noches
despejadas, nunca te olvidaré pero tienes que saber que esta decisión, aunque
dolorosa, es lo mejor para los dos y no podría soportar que por mi culpa
pudieras sufrir algún daño, no sabes en el nombre de la fe hasta dónde pueden
llegar algunos hombres. No quiero que me olvides y espero que me perdones si te
he causado algún dolor, yo también he quedado herido para siempre en lo más
hondo de mi corazón.
Algunos dicen que la brujería es la adoración del diablo,
pero si las brujas se asemejan a ti en su belleza y en su dulzura interior, que
la muerte me lleve a los infiernos, al igual que Orfeo viajaría a las
profundidades del averno a por ti. Pero estoy seguro que nos volveremos a
encontrar en este mundo o en el otro y que el destino nos reunirá de nuevo, ya
sea en las calderas del inframundo o en los cielos con nuestro señor. No me
importa donde sea, pero me gustaría que nuestras almas no se separaran nunca
más.
Me despido de ti entre lágrimas y con una sensación de
impotencia que no puedes imaginar, que sepas que tu amor ha forjado en mi una valentía
y una fuerza que pienso utilizar para salvar a tu pueblo.
Tu amante servidor.
Alonso de Salazar y Frías."
Espero que vosotros hayáis conocido la brujería, si sois
hechizados aseguraros bien cuál es el encantamiento al que habéis sido
sometidos. Quizá os esté ocurriendo a vosotros esa magia que algunos llaman amor.
Demostrarlo hacia las personas y combatir siempre a los que utilizan cualquier
excusa interesada para sembrar el odio entre la gente, no debemos permitir que
este oscuro sentimiento se apodere de nosotros.
Como dice mi cantautor favorito, Ismael Serrano,
"brindemos ahora, porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde".
HÉCTOR DE TROYA
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