Pueden forzarte a decir cualquier cosa, pero no hay manera de que te lo hagan creer. Dentro de ti no pueden entrar nunca.

George Orwell






martes, 24 de abril de 2012

LOS INTXORTAS Y SU HEROICA DEFENSA


...

José Agustín Goytisolo
Versiones de Paco Ibáñez



Al otro lado de la ventana las gotas se posan sobre los cristales, el lluvioso mes de abril a los ojos del espectador crea una sensación de tristeza y melancolía, pero también de esperanza por la llegada inminente del Mayo florido que se avecina. Lo mismo ocurre con este precioso poema que une a la vez sentimientos melancólicos y esperanzadores, es un aviso para todos aquellos marineros que navegan en estas aguas turbulentas de la vida, pero también nos dice la valiosa belleza de la vida y nos evoca la lucha para mantenerla y disfrutar. Cada uno podemos sentir la poesía de una forma diferente pero en esta ocasión veremos qué significa en la vida del autor, para ver la relación del tema de la lucha en el frente guipuzcoano en la guerra civil. Por una simple razón, porque el 24 abril 1937 las tropas del general Mola en el pueblo de Elgeta, habían atravesado el frente atrincherado de los montes Intxortas, siete meses había resistido, de los cuales cuatro días prácticamente seguidos soportaron una lluvia intensa de fuego de artillería y bombardeos aéreos.

Días antes del 20 abril, los milicianos y gudaris de Aretxabaleta habían intentado sujetar a las tropas franquistas que llegaban desde Alava, sólo armados con escopetas y pistolas sin apenas munición. Fue una resistencia desigual pero gracias a ellos se permitió que llegara armamento procedente de Checoslovaquia y que permitiría la heroica resistencia en el alto de los Intxortas.

Se dice que aquel 20 abril 1937 era un día lluvioso en el que se sentía una calma tensa, un silencio antes de estallar la tempestad, antes de entrar en erupción el volcán de la Legión Cóndor, aquellos miserables que vinieron a probar sus mortíferas y modernas armas con las que asolarían Europa tres años después. Los gudaris, entre los que había hombres de todas las ideologías y partidos políticos que defendían la República, que defendían su hogar, la libertad y la paz. Algunos eran nacionalistas vascos, otros socialistas, comunistas, anarquistas e incluso algunos voluntarios internacionalistas, solidarios con cualquier hermano antifascista. No tardaron en llegar los primeros ataques sobre las posiciones atrincheradas en las alturas, carlistas y mercenarios marroquíes trataron de tomar al asalto las trincheras pero fueron rechazados valientemente por los defensores, les crearon grandes bajas y dudas a los mandos.

Entonces los sublevados dirigidos por el general Mola, decidieron aplicar otro plan, bombardearon con la aviación alemana e italiana y con la artillería durante días, con la intención de desgastar a los heroicos combatientes, aquellos resistían la lluvia asesina que les caía encima, trataban de resistir porque sabían que ellos eran los defensores de los desplazados que esperaban aterrorizados en las cercanías de Elorrio. Por desgracia otro sector del ejército carlista amenazó con rodear la trinchera por otro sector, con lo que los defensores que habían sobrevivido decidieron retroceder conscientes de que sus vidas serían más valiosas en otras batallas posteriores, no era cuestión de perder munición de cualquier manera, ya que la potencia del atacante era terrible.

Pero la cosa quedó clara aquel día, los mercenarios, soldados sublevados y carlistas no pudieron vencer aquella batalla por la fuerza, no fueron capaces de asaltar las posiciones de los gudaris y les quedó una rabia interior por no haber vencido por aplastamiento. Aquellos gudaris, milicianos e internacionalistas habían luchado hombro con hombro, la solidaridad entre ellos mismos les dio una fuerza impresionante que les permitió resistir semejante ataque.



Por desgracia, aquellas rabia contenida la descargaron contra los civiles que quedaban en el pueblo cercado de Elgueta, los mandos dieron carta blanca a sus hombres durante dos días para que cometieran todo tipo de actos de pillaje, asesinatos e incluso violaciones, tanto que un mercenario marroquí fue fusilado por sus actos de barbarie. Pero más cobarde es que algunos carlistas nacidos en la zona también fueron partícipes de estas atrocidades, que no se deben olvidar nunca jamás.

Hay que contar a la juventud que unos grises y heroicos días de la primavera del 37, unos hombres con actitud heroica y corazón de acero resistieron a los asaltantes de la República, de la democracia y de Euskal Herria. No importaba que tuvieran diferentes ideologías, sólo defendían su hogar, a sus seres queridos y merecen un homenaje, también deben saber que los asesinos que entraron en el pueblo a sangre y fuego cometieron barbaridades que han hecho sufrir a mucha gente durante un largo período de tiempo. El mejor homenaje que les podemos hacer, es que sus nombres no sean nunca olvidados, sus gestos y su solidaridad sea la antorcha que ilumine nuestro futuro, un futuro libre y en paz.

Todo esto ya lo sabía el poeta Goytisolo, ya que en uno de los atroces bombardeos de aquella guerra perdió a su madre cuando sólo era un niño, era el bombardeo de Barcelona de 1938, se llamaba Julia. Cuando el poeta se casó muchos años después le puso el mismo nombre a su hija. El poema le salió del alma y se lo dedicó a las dos, su madre evoca el pasado, la tristeza y el sufrimiento, mientras que su hija evoca la esperanza y la lucha hacia el futuro, hagamos nosotros lo mismo, miremos siempre hacia adelante y no nos detengamos jamás  en el camino.



HÉCTOR DE TROYA

No hay comentarios:

Publicar un comentario